Ponga huevo, que no ha pasado nada

A pensar en el jueves, River, que la derrota con Racing no define el torneo ni el semestre. Gallardo tenía que arriesgar o arriesgar, apostó por los pibes y una carambola le jugó una mala pasada. Pero todavía falta y no está dicha la última palabra.

Era arriesgar o arriesgar, no había otra alternativa. Nadie más que Marcelo Gallardo quisiera poner a los titulares en todos los partidos, como lo hizo en la primera etapa del semestre, pero cuando el físico, las lesiones, las convocatorias o el calendario empiezan a apremiar, el técnico debe amoldarse a las circunstancias y decidir qué riesgo correr.

En Avellaneda, era apostar por los pibes para rescatar al menos un punto que le permitiera mantener el liderazgo del torneo o exponer a los titulares a solo cuatro días de recibir a Boca en el Monumental ni más ni menos que por una semifinal copera. De una u otra manera, ponía demasiado en juego.

Y el Muñeco eligió el riesgo menor: los pibes contra Racing, a pesar de su falta de experiencia. ¿Salió mal? Sí y su decisión puede ser opinable, pero no discutible. No solo porque conoce mejor que nadie cómo está cada jugador de su plantel en este momento culmine, sino además porque si no hubiera sido por esa jugada desafortunada del gol en contra, otra habría sido la historia.

Es que estos juveniles entraron nerviosos, erráticos y casi no tuvieron juego, pero el Racing ahora puntero no los superó en absoluto. De hecho, tuvieron tres oportunidades de doblegar al local apenas empezó el encuentro. Pero después llegó ese fatídico gol de carambola y el equipo de Cocca, sin mayor responsabilidad que mantener el resultado, se dedicó a aguantar. Algo que, por falta de experiencia y ansiedad, resultó irremontable para los pibes de La Banda. Mala suerte, ahora a dejar atrás esta derrota y a mirar para adelante, que todavía falta. ¡Vamos!