De Angelito al Muñeco, un gesto lleno de picardía

Gallardo emuló a Labruna y se tapó la nariz al ingresar a la Bombonera. Se trató de su primer Superclásico en La Boca como técnico de River y lo disfrutó a pleno.

Jamás fue tribunero, nunca le gustaron las declaraciones estridentes para ganarse la simpatía del hincha. Por el contrario, siempre cultivó un perfil muy alejado de la venta de humo. Tanto en su época de jugador como en su incipiente carrera de técnico.

Sin embargo, anoche no pudo contener el hincha que lleva dentro, ese que mamó desde la infancia y que le contagió a toda su familia. Apenas puso un pie en el chiquero, con el escudo pegado a la altura del corazón, Marcelo Gallardo emuló a Ángel Labruna y se tapó la nariz en alusión folclórica al olor de los bosteros.

No lo pudo evitar, se trataba de su primera vez en la Bombonera en condición de técnico y lo quiso vivir a pleno, como profesional y como hincha. Como aquel que desató en pleno cruce copero de 2004, cuando -una vez expulsado- buscó la reacción de Abbondanzieri para llevarse a otro además de Cascini y dejar a Boca con un hombre menos. Y sí, es que por más que intente controlarlo, la sangre le tira...