"Sueño con que mis hijos me vean jugar en el Monumental" - Pasión Millonaria - River Plate

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"Sueño con que mis hijos me vean jugar en el Monumental"


Aimar habló por primera vez como jugador de River. La ilusión por la Libertadores y un deseo: "Me acuesto y pienso en un gol a Boca".

Es un milagro. Pesa lo mismo que hace catorce años. ¿Lo mismo pesa, en serio? “Sí, sí”. ¿Pero lo mismo? “Ya te dije que sí”. Y tiene más pelo. Eso ni hace falta preguntárselo, a menos que, otro milagro, los rulos también hablen y digan que sí, que nunca fueron tantos y que están en su mejor momento, para la tapa de Caras que podrán leer el resto de los cabellos mientras descansan en el piso de la sala de espera de cualquier peluquería. Suficientes fenómenos sobrenaturales por el momento, los rulos no van a hablar. El que va a hablar es Pablo Aimar, que pesa lo mismo que en el 2000 y que tiene más pelo. Y que tiene la camiseta de entrenamiento de River. Como si nada hubiera cambiado más allá de la peluca. Como si nada hubiera cambiado desde su primera pretemporada hasta acá: en el medio está todo vacío, no triunfó en Valencia, no es un Dios en Benfica, tampoco jugó dos Mundiales, no fue el ídolo de un pibe que de hecho nunca llegó a debutar en el Barcelona, Messi o algo así dicen que se llama, no hubo nada. Cero. Ayer Aimar terminó su primera pretemporada con River y hoy hace la segunda.

-¿Flashback?

-See ... En estos momentos recuerdo muchísimo esos primeros momentos. Esa primera pretemporada del 96, hace diecinueve años, en Tandil. Se me viene mucho a la cabeza eso, y los partidos del verano en Mendoza, ese partido con San Lorenzo en el que me puso Ramón que fue mi presentación. Obvio, uno se acuerda de todo eso. Y algunas personas siguen acá todavía, je, me encanta reencontrarme con utileros, con el mismo Marcelo, con Mati Biscay, con el que jugué en Reserva. Es mucha gente y muy buena, es lo lindo que tiene el fútbol.

-¿Gallardo es el mismo tipo con el que jugaste?

-Me encontré con el mismo Gallardo que conocí, sí. Con él tenemos un cariño especial porque fue quien me dejó la 10 en River. Después nos reencontramos en la Selección, pero acá siempre es especial.

-¿Es mejor como DT que como jugador?

-No sé, es difícil eso. Mirá que jugaba demasiado bien, eh, ja, ja...

-¿Qué fue lo que hablaron? Porque ahora te entrenás aparte...

-Sí, ayer trabajé en la arena con Jorge Bombicino. A Marcelo le dije que mi ilusión era volver a jugar acá, y gracias a Dios y a su manera de ser, me puso a disposición el club, los profes, etcétera. Para mí fue clave que él me diera ese visto bueno. Me dijo: “Vení, hacé la recuperación acá”. Estoy encantado por eso.

-¿Y cómo viene eso? La gente te quiere ver jugar ya.

-¡Yo soy el primero en querer! Estoy ilusionadísimo, pero no me puedo adelantar, tengo que pensar en mañana y no en pasado mañana. La ilusión que tengo va a hacer que pueda estar bien, aunque no me pongo plazos. Estoy disfrutando muchísimo esto. Yo juego porque lo disfruto, lo que más me gusta hacer es entrenar y jugar, y estoy acá para disfrutar. Y eso también quiere decir no tener dolores. Imaginate vos jugando con 50 mil personas, ¿cómo no te vas a ilusionar? A mí me pasa exactamente lo mismo.

-Hay algo de amateurismo ahí.

-Es que para mí el fútbol no es un trabajo. Siempre pensé eso y nunca lo tomé así. Obvio que tenés exigencias al ser profesional, pero cuando llega el momento del partido y estás con una pelota ... No es trabajo. No se puede jugar al fútbol como si fueras a una oficina a cumplir un horario. Es disfrutar. Cuando sos más chico lo hacés pero pensás “bueno, a ver dónde y cómo lo voy a disfrutar”, porque no podés llegar a la Selección jugando a la pelota con tus amigos.

-Hablás de disfrutar. ¿Pero en Malasia disfrutabas? ¿Es lo mismo que estar acá?

-Lógicamente esto es especial. A ver ... Yo viví dos años acá adentro. Literalmente, fui al colegio, viví, me formé como persona. A veces cuando paso con mis hijos por la puerta del Monumental se los digo y ellos no lo entienden: “¿Pero cómo es que viviste ahí?”. “Sí, viví ahí”, les contesto. Es otra cosa para mí. Lo de Malasia, bueno ... Decidí ir ahí, un lugar menos exigente, en el que me trataron impresionantemente bien, un lugar desconocido, exótico. Era como ir a hacer el final allá, pero me fui. Y me fui para volver a River, pero para jugar acá tenía que estar en condiciones, y no podía hacerlo.

-¿Te frustrabas?

-Y ... No sé, hace tiempo que quiero volver y no puedo por esa autoexigencia de no usar al club de enfermería. Y aunque ahora estoy haciendo eso, ni más ni menos, es otro el momento. Lo importante es que no he perdido la ilusión. Eso es lo peor que te puede pasar como futbolista. Lo que vas perdiendo son otras cosas que no te permiten llevar a cabo la ilusión, tal vez.

-¿Por qué antes no y ahora sí? Tu viejo dijo que prefería que te quedaras en tu casa a disfrutar de la familia.

-Siempre hay opiniones divididas, pero había que arriesgar. Y sin arriesgar ... No sé, no se puede ser una planta. Yo hice todo para que saliera, ojalá se pueda. Antes no se podía, por el físico, por los tiempos. A mí me habían ofrecido hacer la recuperación en el club hace seis meses y preferí aguantar porque faltaba tiempo, y de hecho hoy todavía no me puedo entrenar con todos. Por ahora es caminar, porque los músculos que perdieron fuerza por el dolor no se recuperan si no ...

-¿Te jugás parte de la idolatría en esta vuelta?

-No mido la idolatría. Hoy pienso en cumplir mi sueño de terminar acá. Por eso me he operado dos veces. Y tengo claro que no me sirve jugar a media máquina. Malasia me permitía hacerlo, pero por algo me vine ...

-¿Cómo encontraste al grupo? ¿Cómo te recibieron?

-Muy bien, muy bien. Es gente respetuosa y humilde. Y si un plantel tiene humildad y respeto, ya tiene mucho ganado como grupo.

-Ahora tal vez tengas que darles algún consejo a los más pibes ...

-No sé si dar consejos, eh. Creo que lo mejor para ellos es mostrarse como uno es. Acá estoy para ayudar y para disfrutar. El tema del consejo es un poco más complicado, pero cuando te lo piden obviamente me encanta. Es buena esta etapa de estar con gente más joven que uno.

-Aun sin aconsejar: vas a ser un ejemplo haciendo todo esto a los 35 años.

-Por eso te decía: mostrarme como soy. Es el mismo ejemplo que me dieron a mí cuando empecé a los 16 años y había gente de mucha experiencia: entrenarse de lunes a viernes, como todos. No me permito licencias. Si veo que están todos entrenándose y están bien, yo no puedo no hacerlo.

-Concentrás con Pisculichi. ¿Ya fantasean con jugar juntos?

-Sí, bah, estuvimos hablando de fútbol. Es un fenómeno Piscu, y se adaptó muy bien a River y a todo lo que es un equipo grande: no es lo mismo jugar ante tanta gente, y él lo hizo fantástico. Lo vi genial.

-¿Y al equipo cómo lo viste el semestre pasado?

-Muy bien, también, con la posibilidad de tener una identidad, de saber a lo que juega, que es algo que por ahí muchos no analizan tanto pero que es muy difícil de lograr. Vi que River volvió a mostrar el juego del River de siempre, del que tenía cuando jugaba yo. Y me pareció que estaba para ganar los dos títulos. Sin decir nada de Racing, me parece que River era merecedor de los dos campeonatos. Obviamente a veces no se puede, hay momentos en los que los jugadores están más cansados y bueno ...

-¿Y dónde te ves jugando en este equipo? No digas que no lo pensaste.

-Y, hoy me veo en la otra parte de la cancha, ja. No, en serio: ahora tengo que pensar en estar bien. River tiene un montón de campeonatos, antes que eso tengo que pensar en recuperarme y ojalá me toque jugar muchísimos partidos: hay muchas competencias, va a haber tiempo para jugar.

-Al campeón de la Sudamericana lo seguiste como hincha: ¿dónde estabas en el penal de Gigliotti?

-En mi casa, en Buenos Aires, donde vivo hace rato. Cuando cobraron ese penal primero tuve la desilusión de que recién empezaba el partido, y estaba el tema del gol de visitante ... Pero Barovero ... Barovero tuvo un buen año, ja. Varios años buenos tuvo. Y después vino la alegría tremenda del gol de Piscu y de ver a un equipo que siempre tuvo las ganas de ganarlo, me gustó mucho eso.

-En esta especie de regresión al amateurismo: ¿no soñás con un gol a Boca?

-Como te decía, trato de no adelantarme, pero la verdad es que sí, obvio, me acuesto y sueño con eso. Es como que vos cuando vas a jugar con tus amigos no sueñes con romperla y hacer tres goles. ¿Quién no sueña con eso? Vos fijate las canchas de papi fútbol en Argentina: no sé cuántas se alquilarán en todo el país, pero no debe haber una sola vacía. Todos nos ilusionamos con ese tipo de cosas, por eso seguimos jugando ...

-¿Y con la Copa Libertadores, no hay unas ganas especiales de ganarla?

-Es imposible no ilusionarse con la Copa. Es como te decía. Pero trato de ir de a poco porque si el tiempo va pasando y te empieza a agarrar ansiedad, no es positivo ...

-¿Y antes que con todo lo anterior no fantaseás con que tus hijos te vean pisar el Monumental en un partido?

-Sí, sueño con que ellos me vean jugar en el Monumental: querían ir ahora a la cancha en este semestre que pasó. Y a medida que el equipo iba ganando, más todavía. Ya pensaba “los tengo que llevar”, pero ahora estaría buenísimo que pudieran ir a verme a mí.

-Vas a volver a tener la 10. ¿Qué te genera?

-Para mí representa algo especial usar la 10. Sobre todo pasa eso con los números en Argentina. En el resto de los países tanto no importan, pero acá sí. Y a mí me encanta jugar con la 10, llevar ese número. Así que si me lo dan ... Fantástico.
"Sueño con que mis hijos me vean jugar en el Monumental" Reviewed by Lucio on 8:22 Rating: 5

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